"

"
...EL MUNDO HA DE CAMBIAR DE BASE. LOS NADA DE HOY TODO HAN DE SER " ( La Internacional) _________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Mostrando entradas con la etiqueta POCOCK. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta POCOCK. Mostrar todas las entradas

22/12/13

EL ARBOL REPUBLICANO: El ciudadano republicano



EL CIUDADANO REPUBLICANO


Jorge Alvarez Yaguez (1)




El liberal centra su campo de atención en la esfera en que los individuos persiguen su interés particular y, confiando en el carácter integrador de éste y la legaliformidad de esta esfera en su conjunto, solo requería el poder político su cuidado y aseguramiento, y , si acaso, atención a los inevitables fallos del mercado. El republicano tiene una visión muy distinta: desconfía del campo de las actividades particulares , de ese mundo privado movido por intereses e egoístas, del que mas que aportación  a  la integración de la comunidad, no espera sino que contribuya a su corrupción, a la anteposición del interés particular sobre el bien común; o a la generación de falsas necesidades que sumen al individuo en una vida de lujo y ostentación alejada de toda virtud, como temía Rousseau;  o a la perdida el sentido de la acción  por la que el hombre en el encuentro con otros   se realiza,  como apuntaba Hannah Arendt. No, la integración del todo social y la plenitud del individuo mismo no puede proceder de la esfera mercantil, sino del espacio político mismo. Pero este ya no entendido ni al modo hobbesiano como una instancia externa, introductora de orden donde hasta el momento solo reinaba el conflicto, ni siquiera a la manera hegeliana como introducción  la razón universal sobre el dominio particularista de la sociedad civil, sino  como una armonia que realiza la propia sociedad cuando la virtud caracteriza al ciudadano,  cuando el bien común prima sobre cualquier interés. Lo político no es aquí algo externo e instrumental, constituye al mismo individuo, aparece allí donde se da el actuar comunitario. Todo ello supone, desde luego, una concepción muy distinta de las relaciones entre individuo y sociedad, y de la naturaleza de cada uno de ellos.
Leer más...

4/1/13

EL ARBOL REPUBLICANO: La consistencia del republicanismo


Por Javier Peña Echeverria (1)

La “moda” republicana y sus críticos
El éxito actual del republicanismo se manifiesta en el hecho de haberse convertido en una etiqueta a la que se acogen a menudo quienes pretenden presentar una concepción de la política alternativa al liberalismo. Pero a medida que ha ido ganando espacio en el mundo académico y en el discurso político, le han ido lloviendo críticas de diverso alcance e intención, aunque coincidentes en poner en cuestión, bien sea su fuste teórico o su adecuación a la realidad política actual, o ambas cosas. Este artículo pretende contribuir a responder a esas críticas con algunas consideraciones que defienden la sustancia y solidez del republicanismo como filosofía política, aun sin dar por buenas todas sus expresiones y tendencias.

Ciertamente, el republicanismo ha alcanzado en las dos últimas décadas una notable presencia y difusión en el mundo académico. La labor de recuperación y revitalización de la tradición republicana desarrollada por algunos historiadores del pensamiento político del mundo anglófono, como Pocock o Skinner, siguiendo la senda abierta por la historiografía de la Revolución Americana, ha dado sus frutos, y se hace manifiesta en el hecho de que destacados pensadores políticos, como Habermas, Rawls, Walzer, Sandel o Taylor, se hayan calificado a sí mismos como republicanos, o al menos hayan manifestado su simpatía hacia el republicanismo. En particu-lar, hay que destacar el acierto de Philip Pettit en presentar sistemáticamente este republicanismo renovado en su Republicanism (1997), convertido en referencia inexcusable para cualquier exposición de esta doctrina, aunque se hayan expresado importantes reservas y críticas a su interpretación de la tradición y de los conceptos capitales del republicanismo.

El interés por el republicanismo ha llegado también a España. Como además ha habido algún intento, relativamente reciente, de utilizarlo como etiqueta para revestir una propuesta política,  es grande la tentación de considerar que esto del republicanismo es simplemente una moda. Pero que el republi-canismo esté de moda no implica necesariamente que sea sólo eso.  Me refiero al PSOE en el período 2000-2004. Ante las elecciones de 2008, la apelación al republicanismo se ha diluido.

  No está de más recordar que sobre el republicanismo hay en España trabajos bastante anteriores al libro de Pettit, y otros que nada tienen que envidiar en solvencia y solidez teórica a los de los más conocidos neo republicanos. Algunos aparecen mencionados en este artículo, pero la lista podría ser mucho más larga.
Leer más...